Posiblemente
sí…posiblemente sea por necesidad…
En los últimos años, ante la
dificultad de comunicación de Iván, creo que hemos desarrollado un sentido
especial para poder traducir de alguna manera, cualquier intención de
expresarse. Desde el uso de pictogramas al propio lenguaje corporal, los
gestos, la expresión de la cara, los sonidos… La mirada es la cuenta pendiente…
quizás porque para él, una mirada directa puede resultar demasiado agresiva,
una sensación demasiado fuerte… quizás porque una mirada encierra demasiadas
emociones subconscientes, que no somos capaces de dominar tan fácilmente como
el lenguaje oral…
Ante una mirada de Ivan, en
cualquier caso, tienes una sensación extraña, la de una mirada sin una
expresión concreta que observa con profundidad… como si estuviera intentando
ver el interior de tus ojos…
A fuerza de la costumbre,
inevitablemente, trasladas este sentido a la vida cotidiana. En la calle, en el
trabajo, en las tiendas… sin querer intentas leer la expresión de las personas
con las que te cruzas. De la misma manera que sin querer escuchas la
conversación entre desconocidos y te imaginas la situación que están
explicando.
En ocasiones, como entretenimiento,
me lo tomo como una especie de safari fotográfico. Cazar ese preciso instante
en que se cruzan las miradas, almacenar esa fotografía en mi mente unos
segundos e intentar leer lo que cuenta…
Normalmente solo vale “ese” primer
momento… enseguida la gente se suele poner a la defensiva y se esconde detrás
de una careta, desafiante... sobre todo personas jovenes y de mediana edad....
Sin embargo los niños y las personas mayores son una fuente inagotable de
estímulos… unos por ese punto de falta de vergüenza y otros porque les da igual
lo que les rodea… desde la inocencia, por la falta de maldad, o la sorpresa mas
autenticas, hasta la carga de experiencia, de estar de vuelta de todo, el
sufrimiento, la comprensión, el cansancio…
En ocasiones, he cruzado miradas
mantenidas durante varios segundos… con la sensación de que siempre es la misma
mirada, la de alguien conocido pero con distintas caras… y entonces pienso si
existen ángeles de la guarda, vigilando... y solo se hacen notar para decirme
que están ahí… o son agentes virtuales de un programa informático de mantenimiento
que me controlan… o simples hologramas que me miran desde mi propia
imaginación…
Posiblemente sí… posiblemente sea
por necesidad… y haya aprendido de nuevo una cosa más de las tantas que se
pueden aprender de Iván…Posiblemente tenga la necesidad de que me devuelvan una
mirada para confirmar que sigo vivo, que no soy una extraña silueta
transparente a los ojos de los demás… y que en un arrebato de egoísmo, en ese
preciso instante, aunque solo sea un espacio de tiempo tan corto, soy el único
centro de atención, alrededor del cual gira el resto del mundo, para la persona
que me mira…